sábado, 30 de enero de 2010

3ºEstación: Italia,mezzanotte,mezzogiorno e isole


Me encuentro ante la que, seguramente, es hasta ahora la entrada más difícil del blog. Y no precisamente por falta de recursos,sino todo lo contrario, exceso de información. Es algo que ataca como un virus a la sociedad actual, a esa sociedad inundada de medios,de páginas webs, de foros y blogs que se actualizan al instante (este no es el caso obviamente) no siempre con el filtro adecuado. Acabamos convirtiendo el exceso de información en desinformación.Ésta,lógicamente, no es mi pretensión.Con tono lírico y todo.
Italia en sí,o Génova en concreto, darían para todo un blog,para completar los créditos que al final de la asignatura darán cuenta del trabajo desarrollado a través de estas páginas.Pero como al inicio planteé el blog de otra manera,con un enfoque viajero y recorriendo a través de este Expreso diferentes países de Europa, no me detendré más de lo necesario en la península con forma de bota y sus islas mayores.Eso sí,me tomaré la pequeña libertad de dedicar más capítulos a Italia que a otros lugares. Porque se lo merece, y porque sería poco menos que una temeridad intentar acoger bajo el mismo paraguas las dos antagónicas mitades en que se divide el país, el mezzogiorno (desde Roma hacia el sur) y lo que me he aventurado a bautizar como mezzanotte (la Italia septentrional desde la Ciudad Eterna).

Mezzanotte

La línea que separa la Costa Azul francesa de la Riviera Ligure es muy delgada; un breve paso a través de la frontera y hemos cambiado de país. De Francia a Italia. Así de sencillo, aunque el cambio paisajístico que se produce en ambas fronteras es quizá uno de los más fuertes que haya podido contemplar.El primer pueblo italiano en estas latitudes es Ventimiglia,que no deja de ser la típica villa sin más atractivo que una gran estación de tren,otra de autobús y un enorme centro de transporte logístico para camiones. Sin embargo, la ropa colgada en los balcones,un sustancial aumento de decibelios en el tono de voz de la gente y un vendedor ambulante a bordo del tren vendiendo olive,birra,panini!!!! nos delatan que,la austeridad francesa ha dejado paso a la alegría italiana.
El Eurocity Riviera es un tren que conecta todavía hoy la frontera de Ventimiglia con Venezia,atravesando la preciosa línea de costa acantilada de Liguria hasta Génova. Desde la ciudad portuaria asciende por los Alpes meridionales hasta Milán y discurre paralelo al río Po hasta la ciudad más turística del mundo.Este fue el recorrido que hice la primera vez que me introduje en Italia. Seducido por la fama de Milán opté por acudir a la ciudad de la moda,los Ferrari y la niebla para una primera toma de contacto con el país. Por el camino había dejado Génova y su melancólico puerto que solo con mirarlo producía escalofríos. ¡Cuánto me arrepentiré de no haber parado en la ciudad ligur en lugar de la lombarda!. Ese día Milán me ofreció 40º de temperatura, unos precios desorbitados por una mísera birra y un enorme trampantojo en el Duomo que ocultaba la famosa fachada del monumento más famoso de la ciudad. Vittorio Emanuele y sus galerías ardían, tanto por el calor como por la altanería de los allí presentes,así que no se puede decir que mi primera vez en Italia fuera satisfactoria.






Las diferencias culturales,económicas y sociales entre el Norte y el Sur de Italia aun hoy son acusadísimas. Quizá las mayores que haya podido apreciar en un país que se presupone una potencia industrial a nivel mundial. Los tópicos que acompañan a Italia son muchos y variados,a menudo se identifican con la bravuconería,la vanidad de sus repeinados chulitos de playa,el galán seductor,la pasta,la pizza,la canzone,Sofía Loren,Berlusconi...un no parar vaya.Seguramente muchos sean acertados,pero lo que está claro es que no podemos meterlos a todos en el mismo saco.Nada tiene que ver un trentino con un palermitano, al igual que en España no podemos hacer parangón entre un coruñés y un almeriense.Realidades totalmente diferentes pero mucho más acusadas en el caso de Italia.
La mezzanotte (por contraposición al mezzogiorno) se identifica con la Italia rica,la Italia industrial que tira del carro,que acoge la Fiat,la Parmalat u otras industrias como Florencia,Venezia o Pisa. Y digo industrias porque el turismo es sin duda uno de los mayores activos del país.La cantidad de monumentos e historia que podemos encontrar en Italia no tiene prácticamente comparación con ningún otro país europeo,y en el Norte esta abundancia se hace más patente.
Los norteños llaman a todos aquellos que viven allende Roma "terrone", que es algo así como "el que está apegado a la tierra",vamos,un palurdo en toda regla.Ellos mismos responden con la idea razonada que existen también "terroni septentrionali"(palurdos del Norte).El caso es que,mientras no se llegue al radicalismo que,por ejemplo se postula desde la Lega Nord (socio de Forza Italia en el Parlamento), estas disputas regionales animan la ya de por sí agitada vida italiana.Puede ser que todos aquellos que predican la opulencia del Norte,el desarrollo y los recursos que se generan en esta parte del país no hayan caído en la cuenta de que,gran parte de esa riqueza,provenga de la mano de obra meridional y del expolio que tradicionalmente ha sufrido el Sur.

La línea imaginaria que separa Norte y Sur nos ofrece un elenco de ciudades que podemos visitar a través de la tupida red de ferrocarriles italianos. Realmente no resulta muy complicado tejer una malla ferroviaria en un país rectilíneo y prácticamente llano excepto en su vertiente más norteña.Lo curioso es ver cómo los trenes que parten desde las ciudades situadas más al Norte llegan a la isla de Sicilia cuando no hay un puente que una el territorio peninsular con la isla más grande del Mediterráneo...
Con un poco de paciencia(por los enormes ritardi),grandes dosis de buen humor (que se verá incrementada si tienes como compañero de viaje qualcuno con voglia di parlare) y un presupuesto no excesivamente alto (Trenitalia ofrece descuentos y trenes que,a pesar de su antigüedad, resultan míticos y económicos), podemos recorrer joyas del Arte y de la arquitectura urbana.
Torino con su elegancia alpina,Pisa y su archiconocida torre,Perugia y su fiesta del chocolate,Livorno cuna de la izquierda más radical, Florencia y su toscano más puro,Parma con sus delicias gastronómicas, Trieste militar,Padova Santa,Bologna Universitaria,Venezia,Bérgamo y su cittá alta,Viareggio y su Carnaval,Brescia,que en breve tendré oportunidad de conocer... etc etc etc.

jueves, 21 de enero de 2010

2ª Estación: Francia, Ègalitè?


¿Qué tal si cogemos el Sud Express y nos plantamos en París?. Hace un par de décadas podríamos habernos trasladado desde Lisboa a la capital de Francia invirtiendo apenas una noche a bordo de este mítico tren nocturno,uno de los de mayor solera de toda Europa.Actualmente esto no es posible.El desarrollo de la Alta Velocidad en el país galo y el progresivo abandono del mantenimiento de este tren han provocado sucesivos recortes en su recorrido. Hoy día debemos apearnos en la Estación de Hendaya (hermosa villa fronteriza entre España y Francia) para continuar el viaje.
El Sud Express es algo más que un tren. Es el reflejo de una sociedad,la portuguesa,que como se apuntó ya en la anterior entrada tiene una gran tradición emigrante. Cientos de portugueses (y españoles) utilizaron este tren en su camino hacia un futuro más prometedor allá por los años 70 y 80 del siglo pasado. Aún hoy subirse a bordo de este comboio es imaginarse mil y una historias; tantas que han dado lugar a una película,titulada con el mismo nombre y que recomiendo encarecidamente su visión.
Sud Express, Artimaña producciones

La Estación de Hendaya es un buen punto de partida para empezar el recorrido por Francia. Al contrario que su hermana española de Irún, Hendaya nos permite trasladarnos en tren hacia prácticamente cualquier punto del país transpirenaico. Bien a bordo del flamante TGV (Train à Grande Vitesse) bien a bordo de cualquier Corail, Corail Nuit o TER, la compañía de ferrocarriles SNCF ofrece un servicio de transporte eficaz. Así pues la duda que me asalta es hacia dónde dirigirme. Quizá el destino más socorrido sea obviamente París, la majestuosa capital, cuna de la moda, del virtuosismo y huella constante de ese chovinismo tan gabacho.

Poco a poco, muy poco a poco he ido descubriendo París. Cuando apenas contaba con siete primaveras mi mentalidad pueril estaba más atenta a los guiños de Mickey Mouse que a las bondades que pudiera ofrecer El Jardín de las Tullerías, el Museo del Louvre o incluso la Torre Eiffel. Sucesivas visitas,más o menos apresuradas, me dieron la oportunidad de conocer una capital que, a pesar de todo, no me impresiona. Sería ridículo no reconocer la elegancia de una de las capitales más importantes del mundo,pero,como quizá ya se haya comprobado con las primeras entradas del blog,mis gustos "turísticos" se dirigen hacia otros campos y París no se encuentra entre ellos. Por ello obviaré hacer apreciaciones de sobra conocidas sobre todos y cada uno de sus rincones,más o menos bohemios,y retratados asombrosamente y con distintos enfoques en dos de mis películas preferidas: Amelie y Ratatouille.

Los tres pilares de la República francesa son Liberté, Ègalitè,Fraternitè, pomposamente reflejados en los edificios ministeriales parisinos y en todos y cada uno de los símbolos patrios franceses.
Como tantos y tantos símbolos y como tantas y tantas declaraciones de intenciones, quizá esos tres pilares no dejan de ser un brindis al sol, por cuanto al menos, y según el conocimiento que tengo sobre el país, uno de ellos no se cumple como debiera. Ègalitè. Igualdad.Suena bien,muy bien. Cualquiera podría pensar que nos encontramos ante una República paradigma de la igualdad, en todos los sentidos. Una igualdad solidaria, paritaria e insoslayable, que permitiera vivir a todos y cada uno de sus ciudadanos bajo este pilar y que, de una manera más superficial, igualara con un mismo patrón las distintas realidades que se dan en en el país.
Francia es el ejemplo por antonomasia de centralismo. Un centralismo copiado con más o menos acierto en España y del que hemos heredado una estructura radial en las comunicaciones que en la actualidad tratamos de corregir a marchas forzadas. El hecho de que todo tenga que pasar por Madrid ha demostrado una profunda ineficacia en las infraestructuras.Echemos un ojo al PEIT (Plan Estratégico de Infraestrcuturas) del Ministerio de Fomento para ver este cambio de tendencia a la hora de diseñar las comunicaciones.
Al igual que en España, en Francia conviven numerosas identidades regionales, culturales y lingüísticas a los que no siempre se les ha respetado bajo el pilar de la ègalitè.Son conocidos los conflictos nacionalistas en Córcega, Bretaña o el olvido de algunos de sus múltiples territorios desperdigados por los océanos Indico o Pacífico (Islas Reunión, Polinesia francesa etc). Así pues, Francia está formada por un compendio de realidades sociales tanto en su territorio continental perfectamente demarcado en Europa, como en sus diferentes posesiones ultramarinas.
Dentro de sus fronteras europeas tenemos un país con un alto nivel de desarrollo,quizá de los más altos del continente, con la bandera del laicismo por delante y con una profunda vocación integradora en la Unión Europea. Siempre se ha dicho que tanto Alemania como Francia son las locomotoras de Europa. Todo este desarrollo ha sido ganado a pulso por una sociedad eminentemente urbana y que ha protagonizado varios avatares y revoluciones a lo largo de la historia.
Dentro de sus ciudades llama profundamente la atención su nobleza. El toque aristocrático que desprenden Nantes, Nancy,Lyon,Niza,Burdeos o Estrasburgo en sus cascos históricos confieren una gran belleza a estas urbes. Es como si todas hubiesen querido imitar a la capital,a París, plasmando en sus calles esa elegancia tan propia de los bulevares y las brasserie.
Sin embargo, hay una ciudad que escapa a esta concepción. Y no es una ciudad cualquiera. Marsella, la tercera urbe más importante de Francia, es un reflejo de rebeldía, donde la inmigración, el carácter mediterráneo y su especial configuración urbana son los ingredientes perfectos para ser considerada como el patito feo francés.
Lejos del glamour de Niza,del que apenas le separan 200 km, o del lujo permanente de Mónaco, Marsella se muestra rebelde,como el Olympique, el equipo de fútbol más importante de la ciudad. Cada partido que se disputa en el Vélodrome se convierte en un auténtico infierno jadeado por miles de fanáticos seguidores, los mismos que ya tuvieron algún que otro altercado el pasado año durante su visita al Atlético de Madrid,y que fue seguido con una especial (y quizá innecesaria) cobertura informativa.
La ciudad sin embargo ha visto nacer a grandes genios; quizá el más conocido y mediático haya sido Zinedine Zidane,sin duda el jugador de fútbol más elegante de la historia y todo un ejemplo de profesionalidad y compromiso.
También las abigarradas calles marsellesas sugirieron los primeros proyectos de Le Courbisier,uno de los arquitectos funcionalistas más importantes de las últimas décadas que quizá se inspiró en el desorden marsellés para diseñar sus unidades de habitación,aquellas grandes edificaciones sobre pilotes capaces de albergar,como una colmena,a cientos de familias.
Está claro que Marsella no deja indiferente al visitante, su encanto reside en esa rebeldía cosmopolita o en ese azul dominante en todo el paisaje de la ciudad,y,aunque pueda no parecerlo,resulta un lugar romántico.Sino que se lo pregunten al gran Sabina,que en aquella canción "El Caso de la Rubia platino" le dedicó una deliciosa estrofa.Precisamente este verso (porque todo lo que canta Sabina es verso) viene muy bien a este blog. Retrata las dos ciudades,a mi parecer,más interesantes que he visitado hasta el momento en Expreso Europa: "...en un bistró del puerto de Marsella,nos fuimos devorando entre botella y botella de Oporto...".

domingo, 10 de enero de 2010

1ª Estación: Portugal. O meu fiel amigo



Resulta un tanto estremecedor la historia de desavenencias y pasividad que hemos tenido desde España para con nuestro vecinos ibéricos. Quizá obedezca al hecho de que la frontera trazada entre los dos países, la raia,sea la más antigua y también una de las más extensas de Europa.Sin embargo, eso no debería justificar un ostracimo que,afortunadamente,poco a poco se va superando.Tanto es así,que hasta el Premio Nobel de Literatura,el portugués José Saramago,aboga por la idea de crear una nación llamada Iberia.

Muchas son las similitudes que comparten España y Portugal: ambos países han transcurrido por una historia similar,poseen una lengua muy parecida y han alimentado multitud de conspiraciones e intrigas a uno y otro lado de la frontera durante los tiempos de la también pareja dictadura (Franco en España y Salazar en Portugal).
Los dos nos hemos embarcado en aventuras coloniales de ultramar de las que, en la actualidad, sólo quedan algunos pequeños recuerdos de la grandeza pretérita y juntos nos hemos propuesto organizar un gran evento deportivo,quizá el de mayor importancia, el Mundial de fútbol de 2018,bajo el apelativo de Candidatura Ibérica.

Por todas estas razones de afinidad (y por muchas otras),merece la pena acercarse a Portugal, un país con una extensión menor que la Comunidad Autónoma de Castilla y León pero que nos ofrece una rica variedad dentro de su territorio. A pesar de esta variedad, uno de los problemas más graves que podamos apreciar en él es una bicefalia urbana y territorial que nos separa Lisboa/Oporto y Litoral/Interior de todo lo demás.
Las dos grandes capitales portuguesas son el motor económico del país.Lejos de ellas apenas encontramos urbes dinámicas y con un peso demográfico relativamente importante; sólo Coimbra,con su ajetreada vida universitaria o Faro,la sureña capital turística del país,se erigen como alternativas a esta dualidad.
Si perjudicial para el desarrollo histórico del país ha sido esta bicefalia urbana,más aún lo ha sido la división,perfectamente trazada,entre un litoral dinámico,pujante,con grandes puertos que sirvieron de base para la empresa colonial y un interior montañoso y rural donde la dificultad para cultivar el terreno y sacar provecho a la tierra provocaron numerosas sangrías demográficas que dejaron muy debilitado el país.
Es el pueblo portugués una población emigrante.Desde siempre,en diferentes épocas de la Historia,el aislamiento al que se vio avocado Portugal impulsó esta emigración que dejó muy mermada la población del país,fundamentalmente de activos jóvenes,que abandonaban la dureza de la tierra portuguesa en busca de un futuro mejor; primero en los territorios coloniales de ultramar como Brasil o Angola y posteriormente en las fábricas de Luxemburgo,Alemania o Suiza.Este es otro de los muchos aspectos que España y Portugal comparten; sólo hay que darse un paseo por Luxemburgo y comprobar las decenas de casas y bares regentados por antiguos emigrantes que nos podemos encontrar.

He tenido oportunidad de visitar varias veces Portugal,aunque no tantas como hubiese deseado.¿Quién no recuerda aquellos trepidantes viajes en familia camino de la frontera portuguesa?.Solían coincidir con alguna festividad marcada (Villalar,San Pedro,Semana Santa), y miles de españoles ponían rumbo al país vecino en busca de productos económicos y de calidad (cuchillos,marroquinería,textil...).
Valença do Minho en el Norte, Miranda do Douro en el centro y Vila-Real en el Sur se convertían en auténticos mercadillos donde,además de realizar numerosas compras,las familias disfrutaban de un buen plato de bacalao,un auténtico manjar en Portugal y todo un símbolo del país.
Pero aparte de estas primeras y vagas aproximaciones a la cultura portuguesa,el viaje que marcó el comienzo de mi pasión por el país vecino tuvo lugar en enero de 2006.Acompañados por tres amigos italianosy a bordo de un Renault Clio recorrimos el país de Sur a Norte,comenzando por la frontera de Ayamonte y terminando en Ciudad Rodrigo. Tuve la ocasión de visitar lugares como el Cabo de San Vicente,Sagres,Faro,Lisboa,Sintra,Coimbra y Oporto,a lo largo de una semana intensa y tremendamente productiva. Durante aquellos siete días logré hacerme una idea aproximada de lo que es el país,con su idiosincrasia y sus peculiaridades,pero si algo me llamó la atención es,fundamentalmente,que los portugueses son personas amables y consideradas que,además,respetan mucho a sus vecinos españoles.
Un buen amigo,en mi recién y último viaje por Portugal estas pasadas navidades, me comentaba que Oporto es como un pueblo de casi dos millones de habitantes, y no le faltaba razón. Dejando a un lado las consideraciones peyorativas que puede llevar implícita la palabra "pueblo",lo cierto es que en esta ciudad se respira un ambiente especial. No encontramos grandes monumentos,quizá lo más destacable sea el puente sobre el Douro proyectado por Gustav Eiffel,pero sin embargo el centro histórico respira un ambiente especial,cálido y cercano.
Esta atmósfera reflejada en las tabernas,las lojas de bacalao o las innumerables tiendas cercanas a la riviera dotan a Oporto de una gran personalidad,donde lo más importante no es conocer todos y cada uno de los rincones que marquen las guías turísticas.
Lo más recomendable es adentrarte en esos pequeños establecimientos para degustar un exquisito café, acompañado de un potente aguardiente emanado de la quinta del tabernero que,un buen día,decidió volver a su país después de haber trabajado en la Renault de Rennes y la construcción de la Villa Olímpica de Barcelona...

martes, 5 de enero de 2010

Viajeros al tren


Nunca me había planteado la idea de escribir un blog.Supongo que es una de esas cosas que piensas e incluso se llegan a proyectar, pero que nunca cuajan. Falta de tiempo, no saber qué contar o simplemente la idea de que nadie te pudiese leer retraían la puesta en escena de mi cuaderno de bitácora. Ahora me veo obligado a ello, pero siento que es una obligación placentera y quizá hasta productiva, ya que al menos me aseguro una mínima cuota de lectores entre los compañeros de clase.Los primeros pasos (técnicos) no parecen complicados, nada inasumible para cualquier persona acostumbrada a herramientas informáticas como office,Facebook,Tuenti,Messenger,Foros,redes sociales de cualquier tipo etcétera; lo difícil viene a la hora de elegir título y temática, ya que ambos pasos deben reunir los requisitos de interés y atracción por igual. Y más que atracción, seducción.¿Quién invertiría su precioso tiempo en leer un blog cuyo título no fuese atractivo?, si los ávidos rastreadores de Blogs muerden el anzuelo de tu título quizá se animen a leer los primeros párrafos... y si consigues seducir y enganchar con cada entrada lo más probable es que lo lean y entonces, tú, te creas un escritor en ciernes.
No sé si conseguiré enganchar a muchos internautas, tampoco sé si el título o la temática de este blog serán tan manidas y recurrentes que tengan su cupo ya colmatado, pero,vaya, al menos sentiré que estoy escribiendo sobre lo que me gusta.
Y lo que me gusta lo saben bien todos aquellos que me conocen: Geografía - Viajar - Tren, es decir, ciencia, acción y medio. Este trío creo que una buena manera de conjuntar todas aquellas experiencias que quiero volcar sobre las entradas de este blog. Para abrir boca recomiendo este libro "Un viaje por el Danubio", de Julio Baquero Cruz, os dejo un link de una entrevista reciente en El Norte de Castilla

He tenido la oportunidad (y la suerte, por qué no decirlo) de visitar prácticamente la totalidad de los países que conforman la Unión Europea, pero mi intención no es aburrir con estas páginas, deleitándome en batallitas y anécdotas personales, no tendría sentido. Mi vocación geográfica ha hecho que cada viaje se convierta en algo más que una colección de fotografías y tickets de acceso a monumentos. La Geografía tiene un papel interpretativo del territorio, las ciudades y los paisajes que otorga un plus de conocimiento sobre todo aquello que nos rodea. La divulgación de aspectos socioeconómicos, demográficos y humanos de todos aquellos países que han acogido mi presencia durante algunos días y de los cuales pueda llegar a tener un conocimientos lo suficientemente rico como para escribir sobre ellos marcarán la temática del blog.
El hilo conductor,como no podría ser de otra manera,será un viaje en tren,con parada en cada uno de los países y que comenzará con nuestro vecino Portugal, último lugar que he visitado y del que,desde luego, puede ofrecernos muchas más cosas de las que pensamos los españoles al otro lado de la raia.
Comienza el viaje pues,primera parada,Portugal.